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LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

Actualizado: 28 mar

Este año me he propuesto volver a mi hábito de lectura. En los últimos tres años solo he leído 3 libros y medio, a lo mejor 4 y medio, ni siquiera recuerdo. Cuando antes leía de 10 a 15 libros anuales.


No sé si llegue a la cantidad de antes en los próximos meses, pero si sé que leer me relaja y me ayuda a estar más concentrada. Para comenzar me uní al círculo de estudio que llevan en Viernes por el Futuro México y en enero leímos La Parábola del Sembrador, de Octavia E. Butler.


La historia es escrita por Lauren Olamina, a manera de diario. Ella es una chica negra que se enfrenta a los problemas sociales y culturales de un 2024 con marcadas consecuencias del cambio climático, donde la falta de agua y comida, sequías extensas y lluvias cada 6 ó 7 años, llevan a las personas a vivir fuera de los límites sociales en un día a día lleno de abusos, tensiones étnicas, corrupción, falta de trabajo, esclavitud y drogadicción.


Debido a todo esto, Lauren, que en un principio tiene 15 años, empieza a gestar y desarrollar una nueva religión llamada Semilla Terrestre, que establece que Dios es cambio y que los hombres solo pueden confiar en lo que ellos mismos hacen para vivir su cielo o su infierno.


Y bueno, de esta lectura hay cosas que me resonaron en la cabeza y te las comparto:


LA CRISIS CLIMÁTICA

El libro fue escrito en 1993 y plantea un futuro (2024), donde los ricos serán los únicos con acceso a recursos como el agua; donde la mayoría de la gente no ha visto un río o una laguna porque ya se han secado y donde la gran diversidad de animales son solo parte de los libros de historia.


Pero, ¿realmente es un futuro lejano y ficticio? En realidad no, pensar que estando en 2022 ya se están dando esos cambios en nuestro entorno da escalofríos.


Y solo falta prender las noticias un rato para darnos cuenta de todos los desastres naturales que se están produciendo por el cambio en la temperatura de nuestro planeta. Sequías e incendios incontrolables, inundaciones, ciclones, desprendimientos de glaciares, olas de calor, olas de frío, plagas de langosta, tifones y lo que falta por ver.


CRISIS SOCIAL Y CULTURAL

Aunado a todos estos cambios en el clima y falta de recursos naturales, hay una cosa que me impactó muchísimo y es la cotidianidad de Lauren, quien desde siempre fue instruida por su padre para utilizar armas y estar lista para defenderse. Que desde los 15 años tiene en su cuarto una mochila de emergencia con toda clase de cosas para poder sobrevivir. Quien está acostumbrada a vivir en una sociedad violenta y desconectada, donde las violaciones, los asaltos, los robos, la falta de empleos y las drogas son el día a día de la mayoría de la población.


Y yo solo pienso en que tristemente es la realidad actual de tantas personas, y que efectivamente. conforme la falta de comida, agua y poder cubrir las necesidades básicas de la gente crezcan, estas condiciones serán una realidad de todos.


Simplemente hoy estaba leyendo una noticia sobre Bonafont, una marca de agua embotellada del Grupo Danone, que respaldada de autoridades federales, estatales y municipales, despojaron y desalojaron a un grupo de defensores de los mantos acuíferos y zonas naturales de Cuanalá, Puebla, donde la empresa tiene una planta que, gracias a la explotación de la zona por 20 años, ha dejado sin agua a los pueblos de la zona y ocasionado un socavón de más de 120 metros. ¿En qué momento extraer los recursos naturales de unos para satisfacer las “necesidades” de otros se convirtió en algo bien visto? ¿Cuándo alguien se sintió con más derechos sobre la naturaleza de la que todos formamos parte?


HACER COMUNIDAD

Y pese a todo, Lauren busca hacer comunidad, ayudar a las personas y proveerse de lo que necesita de una manera respetuosa. No siempre es fácil, de hecho tiene un conflicto constante con lo que sabe que debe hacer y lo que tiene que hacer para poder sobrevivir, incluyendo matar y robar a quienes representan una amenaza para su vida.


Mientras esto pasa y lucha por sobrevivir, va moldeando una nueva ley de vida o religión que nombra Semilla Terrestre. Donde establece que el cambio es inminente y que para sobrevivir es necesario también cambiar.


Me gusta mucho como al final, encuentra la manera de formar un grupo de personas dispuestas a prosperar en armonía entre ellos pero también con el medio en donde se encuentran, sembrando las semillas que llevan consigo, cuidando del agua y preservando el bosque donde por fin se establecen.


Creo que esta es mi parte favorita de todo el libro, que me deja muy dispuesta a seguir haciendo estos pequeños cambios en mi día a día, para poder hacer y ser parte de una comunidad respetuosa no solo de unos y otros, sino con la naturaleza. Volverme más consciente de que sin la cercanía con otros los esfuerzos son mayores y el camino más largo. Y que sin el mucho o poco ejemplo que pueda dar, mi aportación diaria (y no solo la mía, si no la de todos nosotros), este mundo estará destinado a terminar como lo hace en La Parábola del Sembrador.




El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra y, después de nacer, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, nació y llevó fruto a ciento por uno. -Lucas 8:5-8

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